Lisboa, también conocida como la ciudad de las siete colinas, no sólo es la capital de Portugal, sino que también es la capital de las colinas, del fado, de la nostalgia y de la historia.

Cada monumento, detalle y tradición llaman la atención de todo aquel que pasea entre sus calles.

Sin duda, su gente, clima, gastronomía y cultura harán que siempre quieras volver a Lisboa.

Praça Marquês do Pombal

Situada entre la Avenida da Liberdade y el Parque Eduardo VII, el jardín más extenso de la ciudad donde podrás disfrutar de un excelente paseo y en su parte más alta, de una preciosa panorámica de la ciudad. Además de unas vistas espectaculares, también encontrarás la Estufa Fría, uno de los jardines botánicos más importantes del mundo, donde existen miles de especies botánicas de diversos hábitats.

La plaza de Marquês do Pombal destaca por su monumento en honor al gobernador de Lisboa del s. XVIII, el Marquês de Pombal, aún considerado en la actualidad como una de las figuras más carismáticas de la historia de Portugal.


Catedral de Lisboa

También conocida como Sé de Lisboa, es la iglesia más antigua de la ciudad. Tras diferentes modificaciones causadas por varios terremotos, actualmente es la mezcla de diferentes estilos arquitectónicos: arquitectura románica y protogótico. Esta catedral está declarada como Monumento Nacional.



Monasterio dos Jerónimos

Situado en la zona de Belém, es una de las principales atracciones turísticas de Lisboa. Es un antiguo monasterio de la orden de San Jerónimo y en conjunto con la Torre de Belém, el Monasterio de los Jerónimos fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1983.

Castelo de São Jorge

Se conoce como Castelo de São Jorge a las ruinas de un castillo de la colina de San Jorge. Antiguamente se conocía como Castelo dos Mouros y, además de albergar mucha historia, proporciona unas espectaculares vistas sobre la ciudad y el río Tajo. Cabe tener en cuenta que Lisboa es una ciudad con numerosos miradores, ¡piérdete por sus calles y descubre cada rincón!


Belém

Tras visitar el centro histórico, es imprescindible visitar el barrio de Belém, que se ubica al lado del río, casi a las afueras de la ciudad. Está muy bien comunicado por transporte público desde la zona de la Baixa, y esta es una opción más recomendable que el coche.

Lo que hace atractivo a Belém es su arquitectura típicamente portuguesa, en estilo gótico manuelino, mayoritariamente tardomedieval, y en ella se sitúan dos de los principales monumentos histórico-artísticos de Lisboa, el Monasterio de los Jerónimos, de principios del siglo XVI, y la Torre de Belém. Además, en Belém se encuentra el Monumento a los Descubridores, que representa a algunos de los principales navegantes portugueses de la historia, así que es de visita obligada para los amantes de la historia.

Y no os podéis ir de Bélem sin probar los famosos pasteles de nata de Belém